Mercedes de la Puerta Real

Parece muy posible que los Mercedarios del colegio de San Laureano fuesen los propulsores en el siglo XVII de esta Hermandad. En 1725 se forman Reglas. Por aquella época se la llamaba «Rosario del Alba de María Stma. de las Mercedes» y como tal rosario acudió a la catedral en 1761 con motivo de la concesión del patronato de la Inmaculada para el Reino Español. Al derribarse la Puerta Real ganó algún terreno su capilla, que antes formaba parte de ella. En 1875 añade a su título el Cristo de la Redención, por la imagen de Jesús Crucificado que estaba al otro lado de la puerta.

Al hundirse la capilla en 1930, la Virgen estuvo en la parroquia de San Vicente, donde algunos cofrades de las Siete Palabras restablecieron en 1940 la Hermandad de Gloria y en 1944 pudo volver la imagen a su reconstruida sede. Durante los años sesenta y setenta la corporación alcanza su máximo esplendor, debido en gran parte a la inolvidable actuación de dos personajes paradigmáticos: Fernando Garduño Martínez, en la parte administrativa, y Antonio Rincón Galicia, en la parte artística. El 24 de Septiembre de 1972, en la plaza del Museo, se impuso a la imagen la valiosa corona de oro cincelada por Villarreal, acto al que en 1998 se le ha concedido carácter canónico. El año 2000, en la misma plaza, se le impuso también la medalla de la Ciudad concedida por el Ayuntamiento, al igual que otras efigies coronadas canónicamente. El acto revistió gran solemnidad, destacando las palabras del Alcalde: «Hermanos y hermanas de las Mercedes, sois gloria de Sevilla, porque representáis a las corporaciones con más años de antigüedad…».

La imagen debe su aspecto actual a Luis Alvarez Duarte, quien la remodeló sustancialmente en 1969. Va un poco inclinada hacia delante como las Dolorosas de Semana Santa, pero con expresión sonriente y grandes ojos negros. Camina sobre ricas andas salidas en 1962-64 del taller de Manuel Guzmán Bejarano y que suponen una de las creaciones más afortunadas de este genial tallista. Al mismo autor se debe la suntuosa peana estrenada en 1966 y dorada más tarde. Jesús Domínguez hizo el juego de jarras (1971). Además de la ya mencionada corona, Villarreal repujó cetro y escudo mercedario (ambos de oro), la ráfaga de la Señora y dos faroles delanteros para el paso.

Antonio Dubé de Luque talló en 1984 el Cristo de la Redención, Crucificado que es cotitular de la Hermandad

Es una de las pocas Vírgenes de Gloria procesionales que no llevan al Niño Jesús en sus brazos aunque en la delantera del paso sí aparece un Niño exento, de distinta escala y morfología. La gran devoción que suscita, se apoya sobre la circunstancia de que su capilla constituye uno de los escasos «tabernáculos públicos» que aún quedan en nuestra ciudad, siendo a su barrio lo mismo que la Pura y Limpia al Postigo.

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