Descripción Histórico Artística

Los orígenes de la Parroquia de San Vicente Mártir son remotos, pues hay autores que afirman que fue una Basílica visigoda. Se dice fundada por el arzobispo Evidio, tercer prelado hispalense. Poseía parte de las reliquias del Santo Diácono. Entre los hechos legendarios que acontecieron en este primitivo templo, cabe señalar dos:

– Fue el escogido por el Santo Arzobispo Isidoro para morir en el año 636. Como recuerdo de esto, existe en la Sacristía una pequeña y preciosa capilla llamada del Tránsito de San Isidoro.

– El rey vándalo Gunderico quiso apropiarse de los tesoros del templo, entrando a caballo para saquearlo. Pero a la entrada fue atormentado y muerto por un demonio, como castigo a su gesto profanatorio.

De ambos acontecimientos hay recuerdos tanto en la fachada (lápida en castellano antiguo) como en el interior (pinturas en el presbiterio) del templo.

ARQUITECTURA EXTERIOR E INTERIOR


Los caracteres arquitectónicos del templo actual definen una construcción de la primera mitad del siglo XIV Aunque hay que afirmar que la parroquia de San Vicente se crea por San Fernando tras la Reconquista de la ciudad. La iglesia se construyó en estilo gótico-mudéjar,

De la etapa medieval del templo se conserva la estructura general, así como los pilares que sujetan arcos apuntados, y también la capilla de Las Siete Palabras.

Asimismo las cubiertas del templo, pero reformadas en el siglo XVIII. En el exterior hay que destacar el acceso habitual al templo, por la calle Cardenal Cisneros.

La portada de esta zona fue construida en 1559, en un marcado estilo clasicista. En el dintel aparece la inscripción: «Domus Dei et Porta Celi» (Casa de Dios y Puerta del Cielo).A un lado de la puerta hay una lápida alusiva a la Muerte de San Isidoro, otro a la profanación de Gunderico y un azulejo representando el pasaje de las Siete Palabras y al otro, un retablo cerámico de N. P. Jesús de las Penas.

En la fachada del templo del lado del Evangelio (Plaza de Teresa Enríquez), se halla la ventana correspondiente a la Capilla Sacramental del templo, ricamente decorada y rematada con una Custodia en su parte superior, y una sencilla portada de ladrillo visto con arco de medio punto.

En la zona de los pies del templo (c/ San Vicente) se encuentra la puerta principal de la Parroquia constituida por una portada gótica.

En esta misma zona del templo se dispone la torre, que es de gran sencillez. Tiene dos cuerpos, sobre ellos una Veleta con el Cuervo, símbolo parlante de San Vicente. Asimismo aquí se halla el exterior de la Capilla Sacramental.

En el interior del templo hay que destacar que tiene una planta basilical de tres naves, divididas en cuatro tramos, con presbiterio amplio y puerta principal a los pies. Se sostiene por medio de pilares sobre los que apean arcos apuntados. La cubrición se realiza por artesonado de madera en la nave central, sujetada por tirantes, mientras que en las laterales son de colgadizo. El presbiterio se separa del resto de la fábrica por medio de un gran arco triunfal y se forma por medio de dos tramos, cubierto con bóveda de crucería.

RETABLO MAYOR Y PRESBITERIO


Es obra de Cristóbal de Guadix (1690-1706). Consta de un gran cuerpo central, dividido en tres calles, y ático. Se sostiene por medio de grandes columnas salomónicas. En la calle central se superponen el Sagrario, un templete a modo de ciborio o baldaquino, que cobija la escultura de San Vicente, obra del taller de Roldán, y el manifestador, que guarda actualmente una pequeña imagen de la Inmaculada, de finales del XVII.

Se remata por medio de un Calvario. El Cristo es de Roque Balduque y Juan de Giralte, tallado a mediados del siglo XVI, mientras que la Virgen y San Juan son de 1704, del taller de Roldán. En las calles laterales se disponen relieves con escenas de la vida del Santo titular. A sus laterales se hallan esculturas de San Isidoro y San Leandro.

En los laterales del Presbiterio hay dos ángeles lampadarios, realizados en 1747 por Marcelino Roldán Serrallonga.

En los muros laterales del Presbiterio se ha colocado la sillería del coro, realizada en madera, con diversos relieves con cabezas de Santos, y que fue tallada por Luis de Vilehes (1736-1739. Algunas piezas de ella se han reaprovechado para construir el Ambón de la Parroquia. Antes de la restauración, la sillería se hallaba situada a los pies de la nave central.

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CAPILLA SACRAMENTAL: Obra de Pedro de Silva (1761-1782)

Consta de dos tramos, con una cúpula con efigies escultóricas de los Evangelistas.

El retablo mayor y los dos laterales son obra de José Varela de Mesa (1.779-80), responden a una estética Rococó. Dicho
retablo mayor es obra de planta lineal, cuerpo de tres calles y ático, barroco del s. XVIII. En la parte superior aparece el Padre Eterno y debajo un relieve de la Santa Cena. En las calles laterales hay esculturas de San Benito, San Bernardo, San Fco. de Paula, San Rafael, San Cayetano y San Antonio.

Destaca el Sagrario, esplendida obra en plata en su color y que lleva el punzón de T. A. Méndez (1.782-3) con añadidos de 1.917.

En la calle central se dispone el Nazareno de la Divina Misericordia.

Los muros interiores muestran un orden de pilastras dóricas, con su correspondiente friso. Sobre sus laterales hay dos retablos Barrocos del s. XVIII, uno con la Virgen de la Cabeza de Gloria y el otro con un grupo de la Santísima Trinidad (s. XVIII – anónimo). Los retablos tienen un ático con hornacina con Santa Catalina de Alejandría y San Ramón Nonato.

Sobre la puerta de ingreso hay una magnifica Alegoría Eucarística de Herrera el Viejo (1.625) y la bóveda de cañón rebajado del Presbítero muestra asimismo pinturas al fresco de tema eucarístico.

En los laterales del Presbítero están colocadas dos pinturas sobre tabla que representan a San Sebastián con San Roque y a San Benito con 3 caballeros, obras del pintor flamenco Jan van Hemessen.

También ha cuatro magníficos ángeles lampadarios, en los cuatro machones que sustentan la cúpula central.

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CAPILLA HERMANDAD DE LAS SIETE PALABRAS


La Capilla de la Hermandad de Las Siete Palabras es de planta cuadrangular, cubierta por una bóveda ochavada, sustentada por medio de trompas. Preside la misma el Santísimo Cristo de Las Siete Palabras, a sus pies se halla la efigie de Nuestra Señora de los Remedios y San Juan Evangelista.

En la misma capilla se encuentra una magnífica pintura de la Virgen de los Remedios, obra de Pedro Villegas Marmolejo (hacia 1590). La Virgen de los Remedios es una bellísima pintura sobre tabla, rematada en medio punto. Constituía la tabla central del retablo de Pedro Villegas que existía en la misma capilla de la Parroquia de San Vicente.

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ALTAR DE LA VIRGEN DEL ROSARIO


La Virgen del Rosario es una egregia imagen, de elevada prestancia y categoría. No sólo es titular de la Hermandad de Las Siete Palabras, sino que además debemos considerarla como Patrona o protectora de esta feligresía.

Está situada en un Altar de nueva planta, en la cabecera del lado del Evangelio, en el que la acompañan a un lado Santa Teresa (siglo XVIII), procedente del Convento Casa Grande del Carmen y obra de carácter anónimo, y al otro Santa Bárbara, que perteneció al retablo antiguo (Mayor) y obra asimismo de autor anónimo (siglo XVII) y que algunos investigadores (por su buena factura) han llegado a situar en el círculo de Juan Martínez Montañés. Precisamente sobre el altar de la Virgen del Rosario y formando un conjunto se han situado cuatro pinturas del antiguo retablo mayor de la Parroquia, tratando de recomponerlo.

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CAPILLA DE LA HERMANDAD DE LAS PENAS


Este recinto en la antigüedad estaba subdividido realmente en dos capillas; una al fondo, con entrada por el Altar Mayor, donde se veneraba la Virgen del Rosario. Cuando le fue cedida a la Hermandad de las Penas (año de 1.946 hasta ahora) figuraba en ella el Señor de la Divina Misericordia, ya que dicha Virgen pasó a presidir la Capilla Sacramental en 1884; la otra capilla, delantera, en un altar se veneraba la pequeña imagen de la Inmaculada, ahora en el Retablo Mayor; anteriormente, en esta capilla estuvo colocado el relieve del Descendimiento.

Se halla en la cabecera de la nave de la Epístola. Se cierra por medio de una reja del siglo XVII. La Capilla se construyó en el siglo XVI (1584) y consta de dos tramos, cubierto el primero por una pequeña cúpula elíptica con linterna y el segundo por una cópula semiesférica que apean sobre pechinas.

PUERTA A LA PLAZA DE TERESA ENRÍQUEZ


Busto del Ecce-Homo (siglo XVII) en una hornacina. Advocado originariamente como el Señor de la Humildad y Paciencia. Procede del colegio de San Buenaventura y fue donado a la hermandad sacramental en 1810. Esta hornacina tiene azulejería trianera (siglo XVII).

Hasta la restauración del 2001 se alzaba en el centro de esta salida, la Cruz del antiguo cementerio parroquial de San Vicente, que estaba en la actual plaza de Teresa Enríquez. Está fechada en 1582 y es de estilo renacentista. Es de mármol y una de las más bellas de Sevilla. Y actualmente se encuentra junto a la pila bautismal que también es renacentista. Consiste en una columna abalaustrada sobre un basamento y rematada por un capitel compuesto, sobre el que se alza la Cruz con Cristo por delante y la Virgen por detrás.

– Retablo de la Virgen de los Desamparados: obra del escultor valenciano Gilabert, está en la zona de los pies de la nave de la Epístola. Tiene un retablo neoclásico, que anteriormente perteneció a la Virgen del Carmen (ya que vino del Convento Casa Grande del Carmen)

– San José: Obra anónima del s. XVIII, imagen de buena factura pero muy restaurada y retocada.

– San Miguel: Obra de Pedro Roldan (1.658), una de las mejores representaciones que hizo Roldan del príncipe de los Ángeles. Pertenece la Hermandad de las Siete Palabras

Otros altares

– Retablo del Descendimiento: Obra de Andrés de Ocampo (1.603-5), lo componen 9 figuras. El relieve de la Exaltación de la Serpiente de Bronce en el Desierto formaba parte del mismo retablo, en su ático; aunque no está tan cuidado como el tema principal del Descendimiento.

– Altar-hornacina de la Virgen del Carmen: la Virgen del Carmen es una obra anónima (s. XVIII), que procede del Convento Casa Grande del Carmen; y compone un interesante grupo con San Simón Stock (de rodillas y en actitud de venerar a la Virgen y de recibir el Escapulario).

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